...al sendero se lo recorre en un vaivén de descalzos corazones, a la senda no se le dirá que no, es tu tiempo, son tus pasos, abandonar el sendero es apagar la vida para siempre...
En el réquiem de los sueños
fenecidos, con la decadencia de un mendigo que ya dejó de intentar,
con una lejana fantasía sobre las
faldas arruinadas, con el sol en las pupilas,
caminando como conducido por la
vida, como el águila sin un nido, como el uniforme ocaso de los días.
En el réquiem de los meses sin
destino, de las horas que persiguen ilusiones enfermizas,
con el viento soplando caluroso
en mi espanto, con el frío de la mancha de una época,
vamos perdidos por la vida, como
una ventana azul sin abrir su contenido, como el sórdido ruido de la huida.
Y no quiero circundar por las
horas que persigo, y no quiero saborear nuestro espanto,
me muerdo la agonía, me pierdo en
el silencio de una nube marchita, entre la obsesión y el delirio
entre la locura y los sueños mutilados
por infantiles designios,
mis armas son tuyas pero mi destino
volvió a sus pasos, soy guerra, soy escombros, soy yo
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