una lágrima, un camino, toda una vida para lamentarnos, y yo preguntándome ¿por qué?
y me duele su llanto, las lágrimas en su rostro queman mi alma
el frío de sus pasos está lacerando mi piel, se está incinerando mi sangre,
me consumo en su propio miedo, en su estirpe y en las horas de tribulación que la acompañan
y me perfora la vida su nostalgia, me rompe en miles de pedazos,
mientras el cuerpo está flotando sobre mis tenues catedrales, ya no quiero caminar si su pesadumbre continúa
ya no quiero continuar si no es con sus pasos, porque me está sangrando la desidia,
porque me está abandonando el abandono, porque una lágrima de su rostro cercenó mi espalda
y me está lapidando su angustia, me desgarra la voluntad en acertijos estériles,
no poder tomarla de su tristeza y levantarnos, no poder volar hasta sus brazos,
porque lo prometimos, porque nos lo debemos, porque aunque se desangre el ánima la seguiremos al destino insinuado.
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