...no es el tiempo, no es el espacio, es la delicada afonía que recorre los muros olvidados por el minuto en el que la catástrofe se convirtió en gloria...
Renacer aunque las
causas sean injustificadas, aunque nos calle el abandono
aunque la ruina nos
persiga y no nos sea permitido renacer;
renacer aunque la
fuerza se extinga, para luego reencarnar en nuestro propio espíritu,
renacer a nuestro
propio cosmos, en nuestro propio destino, hacia un universo deshojado
de vidas nuevas y
naturalezas comunes,
renacer aunque la desidia
marque el paso, aunque la traición nos envenene,
aunque nunca hayamos
muerto
Renacer como renacen
las primaveras, como renace el sol, como lo hace el mediodía,
renacer aunque la luz
se extinga, aunque el silencio no nos permita escucharnos,
aunque muera la
congoja con su estirpe en lo fúnebre, en lo irreal
en ese tranvía aéreo
de ilusiones yertas, de falsa expectativa, de dolor inerte
Renacer aunque el
mundo haya muerto, aunque nos oprima la agonía,
aunque nos hayan
cercenado la esperanza, y la luz se extinga de los ciclos
porque al alba le
roban su luna y sus estrellas, porque al ocaso le esconden el sol,
en sus quimeras, en
agonías y lamentos funestos, palabras marchitas
Renacer aunque haya
adolecido el cuento, aunque se hayan decapitado los sueños,
renacer aunque la
inocencia brille, aunque el agua asfixie, aunque fenezcan los astros,
y las huellas mutiladas
en el tiempo cancelen la agonía de un espasmo,
renacer porque sueña
el horizonte, porque quema la apatía, porque veo mi alma
Renacer aunque te
pidan que fenezcas, que seques el hálito, aunque ya te dieron por vencido,
porque flotas como el
agua en el olvido, porque te están aniquilando en llanto,
y si algún día
quieres abandonar el barco, no te olvides que volverás a renacer
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