De las cenizas surgirá un guerrero, brillará con la luz de su estirpe, logrará encontrar la luz, logrará vender su infortunio y vengar sus ofenzas, de las cenizas surgirá un guerrero, y le pondrá fin a la noche de mis demonios
caminando por espinas y ruidos infernales, con el miedo en las pupilas,
con el frío en las venas y la sangre derramando mis nostalgias,
como una prueba viviente de mi infortunio, como una muestra de mi dolor,
porque aunque no quiero dejar huellas, una mancha ámbar me sigue el rastro,
y respira conmigo una melancólica añoranza, de días idos, de días fenecidos.
Y el sonido de mis pasos me vacía las retinas,
me estoy cayendo, estoy persiguiendo las inflexiones de pálidas penas sucumbidas,
y veo un rostro que sonríe, un cuadro atroz que me atormenta,
veo en las espirales de mi vida, ecos etéreos de amaneceres estériles, de noches de infortunio,
vengo de tinieblas plagado, en tonos grises, con mi cadavérica mirada,
vengo en nombre de la venganza, a cobrarle a mi alma el peso de aquella partida
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