¿por qué no puedo olvidar tu maldito rostro?, ¿por qué me condena mi propio pensamiento a meditar eternamente en ella?, en esos infantiles bucles, en los tenues colores pálidos de sus labios, en aquella incongruente voz que casi no escucho, pero que sé que es metódica, delicada, casi como un cantico matinal de aves en verano, mientras ello sucede esa sonrisa parda adormece poco a poco mis sentidos, los estimula de una forma magnífica y perdurable, me hace recorrer escalón tras escalón una y otra vez aquella morada absurda y fría, como recorrería una madre el lecho que cobija el hijo, con una expectativa, con cada vuelta renovada pero firme como siempre, como cuando apareció aquel cuerpo que jamás había visto, que siempre frecuentaba pero en el que mi mente no centraba el foco.
¿Por qué no fueron mis ojos sino los suyos los que me mezclaron en esto?, ¿por qué ésta vez no me siento culpable? ¿a qué le atribuyo mi congoja si no puede ser mi propia estupidez? necesito conocer muchas respuestas, o tal vez necesito únicamente el calor que me pueden brindar tus brazos, aquel amasijo de manjares y perfumes que únicamente tienes tú, que no tiene nadie... y que poco a poco logro distinguir, como saben las flores que ha llegado el día, como conoce el suicida a la seductora muerte, como si de ti en más no existiera universo, como si el sol girara en torno tuyo, alrededor de aquellos rizos melodiosos, de esa infantil figura desdeñosa y preocupada, desde tu femenil cuerpo me reclama mi memoria, estoy allí contigo, aunque no estés con nadie.
Una vez más y en honor tuyo, te dedicamos la lluvia de éste día, la ausencia del sol y el soplar fortísimo del viento, lo hicimos para ti, para que con la brisa--furiosa por tu ausencia--se golpee tus cabellos y dancen como lo haría yo si estuvieras conmigo, hoy soy el viento, mañana seré la lluvia, ayer era la tierra y paso tras paso llegaremos a tu morada, y seremos el fuego que calmará aquel frío, tan tuyo, tan dueño de ti como mis pensamientos, como es poseedor el universo de la tierra, como es el ocaso patrono de la noche, y éste frío es el amo de este junio.
¿Por qué no fueron mis ojos sino los suyos los que me mezclaron en esto?, ¿por qué ésta vez no me siento culpable? ¿a qué le atribuyo mi congoja si no puede ser mi propia estupidez? necesito conocer muchas respuestas, o tal vez necesito únicamente el calor que me pueden brindar tus brazos, aquel amasijo de manjares y perfumes que únicamente tienes tú, que no tiene nadie... y que poco a poco logro distinguir, como saben las flores que ha llegado el día, como conoce el suicida a la seductora muerte, como si de ti en más no existiera universo, como si el sol girara en torno tuyo, alrededor de aquellos rizos melodiosos, de esa infantil figura desdeñosa y preocupada, desde tu femenil cuerpo me reclama mi memoria, estoy allí contigo, aunque no estés con nadie.
Una vez más y en honor tuyo, te dedicamos la lluvia de éste día, la ausencia del sol y el soplar fortísimo del viento, lo hicimos para ti, para que con la brisa--furiosa por tu ausencia--se golpee tus cabellos y dancen como lo haría yo si estuvieras conmigo, hoy soy el viento, mañana seré la lluvia, ayer era la tierra y paso tras paso llegaremos a tu morada, y seremos el fuego que calmará aquel frío, tan tuyo, tan dueño de ti como mis pensamientos, como es poseedor el universo de la tierra, como es el ocaso patrono de la noche, y éste frío es el amo de este junio.
A.T.R.D.
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