¿Por qué cuando te miro, sólo veo lo que ocultas?
¿Por qué cuando te sueño, siento que huyes?
¿Por qué donde estás, sólo hay aire?
¿Por qué estás corriendo?
¿De qué te escondes?
¿Cuándo volverás?
Ando buscando una mujer que camine sin sus pies, que vuele sin sus alas y que duerma con mi sueño, que sepa arrullarme con sus cantos y que cuando se despierte me diga que aún estoy soñando.
Ando buscando el rostro de la nada, en su naturaleza libre de sangre y ataduras terrenales, una dama que sonría cuando camine y que llore conmigo cuando quedemos tristes, que sepa qué día es hoy y que me enseñe qué día será mañana, que cuelgue el horizonte en su muslos para cuando ambos deseemos observarlo, y que siempre en el cenit nos encontremos con las femeniles cuervas que diagrama su envoltura, ese revestimiento que perpetuamos de tanto imaginarlo.
Ando buscando un suspiro, una caricia, una lágrima, una compañera y un camino, una víctima y un asesino, también busco a una madre y a un hijo, un hijo que aún no tengo, que no ha sido pensado pero que llenará con su infantil llanto el corazón de una madre, de un padre y el suyo mismo, ando buscando lo que los humanos llaman felicidad, porque hace tanto que la ternura me cortó las alas, y decidí quedarme a observar el mundo.
Ando buscando una mujer que negocie sin mercancías, que sepa que jamás morirá y que entienda que caminar conmigo no es fácil, que se entere que estoy dispuesto a abandonar mi inmortalidad por ella y que todo lo que busco estoy dispuesto a entregar.
¿Por qué cuando te sueño, siento que huyes?
¿Por qué donde estás, sólo hay aire?
¿Por qué estás corriendo?
¿De qué te escondes?
¿Cuándo volverás?
Ando buscando una mujer que camine sin sus pies, que vuele sin sus alas y que duerma con mi sueño, que sepa arrullarme con sus cantos y que cuando se despierte me diga que aún estoy soñando.
Ando buscando el rostro de la nada, en su naturaleza libre de sangre y ataduras terrenales, una dama que sonría cuando camine y que llore conmigo cuando quedemos tristes, que sepa qué día es hoy y que me enseñe qué día será mañana, que cuelgue el horizonte en su muslos para cuando ambos deseemos observarlo, y que siempre en el cenit nos encontremos con las femeniles cuervas que diagrama su envoltura, ese revestimiento que perpetuamos de tanto imaginarlo.
Ando buscando un suspiro, una caricia, una lágrima, una compañera y un camino, una víctima y un asesino, también busco a una madre y a un hijo, un hijo que aún no tengo, que no ha sido pensado pero que llenará con su infantil llanto el corazón de una madre, de un padre y el suyo mismo, ando buscando lo que los humanos llaman felicidad, porque hace tanto que la ternura me cortó las alas, y decidí quedarme a observar el mundo.
Ando buscando una mujer que negocie sin mercancías, que sepa que jamás morirá y que entienda que caminar conmigo no es fácil, que se entere que estoy dispuesto a abandonar mi inmortalidad por ella y que todo lo que busco estoy dispuesto a entregar.
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