Otro de esos días en los que el cielo perdió su cauce, y los retoños florecientes de agonía han enraizado su naturaleza común, han adherido con furia sus entrañas en mi raciocinio, y me hacen presa de un resentimiento ajeno a los naturales designios de mi existencia.
Un día lóbrego, lo veo marrón desde mi desgastada ventana otoñal, aunque el sol imponente y radiante deslumbra las cabezas de los mortales, hoy es gris como todos los días de anhelo que mi exhalación emana.
¿para qué?, ¿para quién? Para todos y para nadie, con el único fin de desgarrar de mi tristeza esa lágrima que le huye a mis pasos, a tus suspiros, y a éste maldito día en el que sin razón aparente el rencor de mi antipatía se posó sobre la espalda de los inocentes.
Un día lóbrego, lo veo marrón desde mi desgastada ventana otoñal, aunque el sol imponente y radiante deslumbra las cabezas de los mortales, hoy es gris como todos los días de anhelo que mi exhalación emana.
¿para qué?, ¿para quién? Para todos y para nadie, con el único fin de desgarrar de mi tristeza esa lágrima que le huye a mis pasos, a tus suspiros, y a éste maldito día en el que sin razón aparente el rencor de mi antipatía se posó sobre la espalda de los inocentes.
0 comentarios:
Publicar un comentario