aún

todavía sueño en ti, aún conservo con arrebato los principios de mi nostalgia mientras pienso que he superado las huellas de tu intranquilo caminar.

Todavía no se va de mi memoria el historial de conversaciones sencillas, pura, reales, que aún conservo, que aún voy a ver y las que evoco todas las mañanas en las que me despierto como un hombre solitario, como un ilustre soñador de carretera sin banderas sin nostalgia sólo con la maleta llena de recuerdos que fingen no doler y propuestas indecorosas al horizonte, cuando eso sucede me doy la bienvenida al insensato avanzar que debería dominarme.

y hasta en mis sueños me reclamo, hasta en mis alucinaciones logras ser el prototipo de sensación que no desaparece con casi nada, que se funde con los minutos que transcurren y ven copular con entusiasmo al viento y a la nada.

Hoy un día más después de ti vuelvo a hacer exactamente la misma pregunta. ¿Quién se fue? y brotan a mi memoria las tétricas palabras... Te fuiste porque yo jamás te pedí que te quedaras, porque interpreté y respeté tu huida del exilio de la vida, porque supe que tus pasos no le pertenecían al mundo en el que mi razón y mi conciencia serán inmortalizados. Te protegí de mí y ahora mismo no lo entiendo.

todavía sueño en ti y aún conservo los cristalinos brazos de tu abandono, mientras recojo impaciente las huellas de mi perturbado transitar sobre tus pasos.