Desde el lugar en el que estoy veo sobre mis pies las huellas de los pasos dados, ahora nada puede detenerme, nada puede destruirme, nada podrá dañarme.
…con el dolor a cuestas,
con la sangre derramada sobre el techo
entre tinieblas, solitario, exangüe, y sin más armas,
tengo como prisionero al dolor,
estoy dispuesto a asesinarlo
No me importan más los cadáveres de lo extinto
de lo diario, de lo formal
necesito aire, y lo tendré
Me estoy forjando como espada
estoy regresando hacia mi cubil
estoy siendo quien debo ser
y lo haré contigo o sin tu compañía
Y por una extraña razón, siento el deber cumplido, siento que hace lo que se debe hacer, no hay dolor sin amor, no hay amor sin dolor, no hay locura sin la muerte de los sentidos, no hay más yo, sin que sea yo quien me acompañe.
¡FUERZA L.N.! ¡FUERZA N.!
miércoles, 4 de agosto de 2010
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