¿será cierto que aún existimos?
Estoy volviendo al maravilloso tiempo, con las heridas en las suelas del zapato
intentando reponer con burlas el apetito estéril, mi cuerpo enfermo y la agonía de pasos maltratados en el tiempo
regreso con la amargura envuelta en un amasijo de ilusiones
impregnado de sueños, y melodías, con un manto de mañanas muerto
con una alegría impropia y con la sonrisa dibujada en los pilares de mi espanto
retornan mis raíces a la nostálgica parada, al infantil delirio de las idas y reintegros
como vuelve el hombre a ser tierra, como regresaría el fruto después de haber sido árbol
vengo con los laberintos cansados, con el hambre a cuestas
arrastrando un puñado de agua, una melodía enferma, la pena y el dolor de nuestro encuentro
estoy hechizado por las horas de tus días, caminando sobre los pómulos de mi desesperación
trayendo conmigo a las amazonas de mi melancolía, sobre los matorrales de la existencia,
en los aullidos de mi porvenir, ahora puedo escuchar tus pasos—nuevamente—perseguir tu ausencia
ahora que mis susurros se hacen tenues, ahora que nuestra nostalgia se hace mía
estoy volviendo al infantil regazo, al dolor de medianoche y las huidas sin destino
proponiendo una tregua al abandono, con la sangrante herejía de mi obstinación;
regreso con las fauces adormecidas por la hermosura de imaginaciones lúgubres,
con el grito de guerra ahorcado en la garganta, con las emociones maltratadas, pero con el puño siempre encendido.
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