Verás con impaciencia al guerrero fluir de su desahucio
y pondrás sobre su espanto una caracola triste
alimentando con desidia su putrefacción,
el llanto es suyo, la garganta seca; y el
puñado de agonías arañando su sufrimiento
se vienen las horas de condena, los dolores abismales,
también arriba el sufrimiento,
y caminará con pasos débiles,
frotando con su aliento la empuñadura de mi espada
tengo las manos cansadas y la ignorancia,
atrincherada en mi conciencia, también disfruto
de una angustia febril, y el dolor de la cadena,
voy arrastrando el cadáver de mis designios
mientras el ruido del silencio rebota
en el sentido ahogado por su miedo
¿y qué soy?, ¿y a dónde voy?,
si los pasos manchado se tragaron el orgullo,
y habló suave la voz en el tumulto,
trastocar el abandono, el sacrilegio,
¿cambiarlo?,
aunque sólo haríamos que empeore
T.A. 2001-24-01
0 comentarios:
Publicar un comentario