Es que es así como aún yo te recuerdo, mujer alada, y en el lecho de tu llanto, al colorido aroma de los pájaros, ahora sólo te veo a ti, y tú me preguntas ¿cómo me siento?
¿Quieres que te describa cómo me siento?
Me siento como cuando el universo golpea tus pasos,
como cuando se suicida en tu ventana el abandono, o la garganta ahoga el grito,
y el viento seca el último cuerpo translúcido de tus ojos,
como se debe sentir el viento cuando no te toca,
cuando respiras del aliento húmedo de la nostalgia
Así me siento yo, y no le pregunté a mi espíritu,
porque está encerrado en mis encías, mordido por mis lágrimas,
atravesado por una herida matutina que se hunde con su espanto,
voy solitario hacia los rojos prados del destino
con mis armas desgastadas por el frío.
Me siento como cuando el pánico se apropia de tu tórax,
como el educado sonido de la muerte en la sentimiento de un poeta,
o el enclaustro de un enfermo,
y la sed en los labios de esta inanición tan tuya como mía,
como si te fueras a donde no puedo seguirte,
y de allí me llamas, y te escondes, porque no te duele, porque estás inerte
Y con suerte dibujé en mis brazos la nostalgia,
la esculpí con tus caricias, roces que extraño hoy,
porque posabas sobre tu pecho mis delirios, porque soñábamos con cuervos,
mientras tus ojos se cerraban,
porque gritaba abandonada la desolación en nuestra isla,
ahora soy para tus reminiscencias, y serás para las mías,
y vi amordazar al infecundo en el cortejo tenue del espanto.
jueves, 7 de abril de 2011
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