Un viaje corto a través del tiempo, un suspiro ahogado en la garganta, la canción que conmemora tus partidas y retornos, nostalgia y lágrimas derramadas por los pasillos estrechos de un incomprendido tiempo que jamás veré por aquí nuevamente, estamos encerrados en un juego de palabras y versos inconclusos, tratando de salvar lo que “se sentía bien”, mientras el sonido de los alaridos inaudibles comienza a desfilar plácidamente por el laberinto sobrio de tu irreflexión, nada más puede cambiar, el futuro es únicamente una sombra de tu desconocido pasado, un relato inmediato de las maravillas que podrían formar parte de tu vida.
Está marcada la ilusión en nuestras mentes, todo el complejo sistema de universales sabores deprimen la marcha de una de las más amargas inflexiones proferidas por un mortal, no tengo ya seguridad de nada, no tengo pasado cierto, no tengo hélices agonizantes que desperdiciar, únicamente un viajecito tenue hacia las memorias de unos días que cambiaban y pasaban como perturbados por sus vidas, borrando mis jornadas, como el niño que juega a la ruleta rusa, incrédulo, apacible como si supiera que también la muerte es un camino, tratando de curar sus heridas aún no abiertas, tratando de lastimar su orgullo aún no alimentado por el ego de las épocas venideras.
Otra vez el destino de los amargos corazones saludándose sin recuerdos, el blanco camino malgastado por el espacio, añoro con nostalgia el caminar de la mano de los mentores de mi existencia, idolatro el día en el que los recuerdos se basaba únicamente en detalles minúsculos de existencias perfectas , de ciclos de sol y lluvia que no importaba, cuando los hologramas se acoplaban a los valores de una soledad que hasta entonces no tenía, donde únicamente el juego entre laureles y metrallas de papel se convertían en el cúmulo de amaneceres y emociones.
Quiero viajar nuevamente en el tiempo y resucitar los días que me diste, los días que me quitaste y las horas que humillado por tus recuerdos padecí el dolor más amargo entre tus brazos, porque podías cuando querías diluir mi tranquilidad y transmutarla a los inocentes roces de tus emanaciones mentales, con tristeza y con orgullo, conmemoro los meses que venían acosándose tras mis pasos, a los minutos que me dedicaba a mí mismo y a tu ausencia. Contigo y sin mí, a tus tramposos olores que me seducen, a la venganza que me propusiste y acepté con honor.
Está marcada la ilusión en nuestras mentes, todo el complejo sistema de universales sabores deprimen la marcha de una de las más amargas inflexiones proferidas por un mortal, no tengo ya seguridad de nada, no tengo pasado cierto, no tengo hélices agonizantes que desperdiciar, únicamente un viajecito tenue hacia las memorias de unos días que cambiaban y pasaban como perturbados por sus vidas, borrando mis jornadas, como el niño que juega a la ruleta rusa, incrédulo, apacible como si supiera que también la muerte es un camino, tratando de curar sus heridas aún no abiertas, tratando de lastimar su orgullo aún no alimentado por el ego de las épocas venideras.
Otra vez el destino de los amargos corazones saludándose sin recuerdos, el blanco camino malgastado por el espacio, añoro con nostalgia el caminar de la mano de los mentores de mi existencia, idolatro el día en el que los recuerdos se basaba únicamente en detalles minúsculos de existencias perfectas , de ciclos de sol y lluvia que no importaba, cuando los hologramas se acoplaban a los valores de una soledad que hasta entonces no tenía, donde únicamente el juego entre laureles y metrallas de papel se convertían en el cúmulo de amaneceres y emociones.
Quiero viajar nuevamente en el tiempo y resucitar los días que me diste, los días que me quitaste y las horas que humillado por tus recuerdos padecí el dolor más amargo entre tus brazos, porque podías cuando querías diluir mi tranquilidad y transmutarla a los inocentes roces de tus emanaciones mentales, con tristeza y con orgullo, conmemoro los meses que venían acosándose tras mis pasos, a los minutos que me dedicaba a mí mismo y a tu ausencia. Contigo y sin mí, a tus tramposos olores que me seducen, a la venganza que me propusiste y acepté con honor.
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