Tengo veneno en mis huellas digitales,
y pólvora en las palabra que por hoy no digo,
y tengo también una alucinación perfecta
mientras escribo en los anexos de mi vida
susurrando dulces compasiones estériles
vengo plagado de placeres moribundos
consumido por un aire de maravillas absurdas,
siendo lo que soy cuando no estabas, lo que eras cuando nunca te tuve
y extraño los colores de tu aroma, el suave palpitar de tu desgano
porque tengo arrinconada tu presencia en un laberinto de lamentos escondidos
y me apoyo en la melodía de tus labios,
en el suave ir y venir de tu mirada,
estoy acorralado por los besos que debí darte
por las frases que ahora no escribo,
por las fauces desdeñosas del moderno frío
no fuera nada si nada hubiera sido,
y soy peor que nada y mejor que todo,
ahora sólo tengo desangrada en mi memoria
los ecos melancólicos de tu inocente burla
A la ciencia que no nace ni tampoco muere, no se crece ni se reproduce, no fue creada ni tendrá mañana
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